Este viernes 9 de agosto de 2024, la Agencia Meteorológica de Japón (JMA) emitió una alerta sobre la posibilidad de un "megaterremoto" tras un sismo de magnitud 7.1 que sacudió el sur del país el día anterior. El terremoto, que tuvo lugar el jueves 8 de agosto, causó ocho heridos, pero no provocó daños materiales significativos.
La JMA advirtió que la probabilidad de un sismo de gran magnitud ha aumentado, aunque subrayó que esto no garantiza la ocurrencia de un terremoto de gran escala. Esta es la primera vez que se emite una alerta de este tipo desde la implementación de un nuevo sistema de alertas, que fue establecido después del devastador terremoto de 2011 que desencadenó el accidente nuclear de Fukushima.
El sismo de magnitud 7.1, registrado en la región sur de Japón, fue lo suficientemente fuerte como para causar lesiones en ocho personas, algunas de las cuales resultaron heridas debido a la caída de objetos. Afortunadamente, el temblor no provocó daños materiales importantes ni afectó significativamente a la infraestructura de la región.
Las autoridades están monitoreando de cerca la situación y han reforzado las medidas de preparación y respuesta para enfrentar posibles réplicas o eventos sísmicos adicionales. Los residentes están siendo instados a mantenerse informados a través de los canales oficiales y a seguir las recomendaciones de seguridad proporcionadas por las autoridades locales.
Japón, situado en el Anillo de Fuego del Pacífico, es una de las regiones más sísmicamente activas del mundo. Los terremotos son una parte constante de la vida en el país, y la reciente alerta subraya la continua preocupación por la seguridad sísmica. La JMA continúa evaluando la situación y actualizando al público sobre cualquier cambio en el riesgo sísmico.
En respuesta a la alerta, se han intensificado las inspecciones de seguridad en edificios y se están realizando simulacros de evacuación para preparar a la población en caso de un evento sísmico mayor. La JMA y las autoridades locales siguen trabajando para garantizar la seguridad de los ciudadanos y minimizar los riesgos asociados con posibles futuros sismos.