Este lunes 04 de septiembre, el papa Francisco se dirigió a las afueras de Ulán Bator para inaugurar un hogar y clínica para personas en indigencia, en el último día de su viaje a Mongolia.
La visita a la "Casa de Misericordia", que también acogerá a sobrevivientes de violencia doméstica y sus hijos en una zona pobre de la capital, refleja la inclinación del pontífice argentino de 86 años por acercarse a los pobladores de las periferias.
También marca el fin de los dos días del pontifice en el céntrico país asiático, dominados por sus esfuerzos por tender la mano a China.
Después de una misa el día domingo, el religioso se dirigió a los católicos en China, para pedirles "que sean buenos cristianos y buenos ciudadanos", buscando aliviar tensiones con Pekín.
Grupos de católicos chinos viajaron a Mongolia, cuya constitución garantiza la libertad religiosa, para ver de cerca al Papa.